¿Cuál es el mejor colchón para mi hijo?

El descanso reparador nocturno incide positivamente en la salud ayudando en el crecimiento del bebé y en sus posteriores etapas. El peso y la morfología del niño van haciendo variar sus necesidades a lo largo de su vida con lo que necesitaremos cambiar su colchón según su edad y peso. La irritabilidad, problemas de psicomotricidad, diabetes, falta de rendimiento, falta de resistencia a virus, problemas de columna y caderas pueden tener como origen un descanso deficiente.

Normalmente no conocemos los criterios esenciales a la hora de escoger un colchón para nuestro hijo. Es mejor no atender a tejidos coloridos o juveniles que tanto nos llaman la atención visualmente,  ni tampoco aprovechar colchones viejos,  ya que la higiene y las posibles bacterias inevitables con el paso del tiempo  al igual que las deformaciones no son aconsejables para que nuestro hijo tenga un sueño saludable.

Es cierto que un niño se duerme donde lo pongamos, no acostumbra a quejarse ni a culpar a su cama de su incomodidad,  por lo que es responsabilidad de los padres proporcionarles el colchón correcto para que su descanso nocturno sea el adecuado y favorezca un saludable crecimiento.

Bebés

No es adecuado un colchón demasiado blando o con un acolchado demasiado elevado y mullido ya que la nariz del bebé pude quedar atrapada dificultando el paso del aire.

Los colchones de 2ª mano  pueden ser correctos  siempre que se compruebe que no están deformados ni manchados por posibles escapes de pipis del usuario anterior ya que se pueden haber creado colonias de bacterias en el núcleo. Si tiene muchos años mejor descartarlo ya que seguramente la proliferación de ácaros acostumbra  a ser un riesgo a tener en cuenta.

Tenemos nuevas medidas en las actuales cunas convertibles, tan comunes en las habitaciones infantiles, que quieren prolongar la estancia del bebé en la cuna más tiempo del que se hacía hasta ahora,  (la medida clásica de 60/120, que era un año aproximadamente). Sabiendo que la duración ha de ser mayor exigiremos una mejor calidad del producto.

Acostumbramos a encontrar que la base de la cuna es cerrada, una madera o similar sin ventilación, lo que nos hará descartar los colchones de látex ya que necesitan aireación. Los colchones de viscolástica no han de tener muchos centímetros de este material por el primer motivo que hemos explicado, que el exceso de adaptación del bebé puede dificultar  su respiración. Tampoco debemos escoger una firmeza excesiva, ya que el peso de un niño de 0 a 3 años es muy bajo y no necesita un soporte demasiado  duro.

En cualquier núcleo de espumación aconsejamos que el colchón acredite la certificación oecotex-100 clase 1 que garantiza que ningún elemento del colchón tiene peligro de toxicidad y que un bebé puede estar en contacto directo con cualquier componente del colchón sin ningún riesgo tóxico. Es difícil encontrar ya que el precio es mayor y el cliente todavía no valora estos certificados. Hay que tener cuidado, puesto que sí encontramos, sobretodo en internet, la certificación de los tejidos externos y queda muy ambiguo si es también de los componentes, que ya insisto hay pocos modelos para bebés en el mercado con este certificado.

Los colchones de muelles siguen siendo válidos pero si es demasiado económico puede resentirse de un acolchado demasiado escaso que en este caso si queremos que su duración sea mayor se notarán los muelles internos en poco tiempo ya que el mayor deterioro del colchón serán sus primeras capas en contacto con el cuerpo.

Los nuevos materiales como espumaciones técnicas tipo HR, HS, oldtex u otros con una firmeza media o suave son buenas soluciones a corto, medio y largo plazo ya que tienen propiedades de buena elasticidad con una gran resistencia a la deformación .Al no ser simples poliuretanos acostumbran a tener certificaciones y no tienen un elevado precio. Evitar excesos de viscoelásticas ya que un buen núcleo de este tipo no necesita  añadidos que puedan dificultar el movimiento.

Niños de 3 a 10 años

A esta edad los niños necesitan libertad de movimientos, con lo que las medidas de su cama han de ser ya adecuadas de forma obligada.

Los colchones heredados de hermanos o amigos han regirse por los mismos consejos comentados en el apartado “bebés” sobre colchones de segunda mano.

Vuelvo a insistir en no escoger acolchados excesivos o viscoelásticas de muchos centímetros que atrapen demasiado sus movimientos. La mayoría de los tejidos tienen tratamiento anti ácaros aunque los núcleos de muelles son los que más acumulan con el tiempo.

La firmeza  según el peso no es un concepto estandarizado entre los fabricantes, cada uno hace su propia valoración.  Escoger a ser posible colchones denominados con firmeza media o suave ya que tendemos a valorar demasiado la dureza cuando los niños hasta esa edad tienen un peso bajo y necesitan confort al igual que un adulto .El colchón duro no es el más sano.

Los muebles juveniles hoy en día acostumbran a construir camas elevadas con una base rígida de madera o melamina que no permite ningún tipo de ventilación del colchón aunque algunas sean perforadas. Las melaminas son plástico sin porosidad y pueden provocar problemas de condensación dependiendo de las condiciones de la habitación.

Para este tipo de camas descartar el látex y priorizar muelles o colchones con acabado de tejido 3D en la parte inferior que crearán una pequeña cámara de aire. En caso de ser conscientes de que nuestra habitación tiene un grado de humedad elevado hay que prestar más atención al tipo de materiales del núcleo.

Las nuevas tecnologías nos permiten ampliar las posibilidades  de elección en este tipo de camas ya que tenemos materiales más porosos y ventilables. Oldtex, watergel, evobai, supracel, y otros permiten obtener un colchón adaptable con o sin viscoelástica. Tejidos con mayor capacidad de evaporación como 3D o termoreguladores.

Niños de 10 a 16 años

A partir de esta edad se reducen las horas de sueño y el niño es más consciente de la condición de su colchón. Es importante el cambio en esta edad a una cama de adulto ya que el cuerpo experimentará en poco años grandes transformaciones y cambios de peso para los que han de estar preparados antes de tener problemas de irritabilidad o dolores musculares causados por un descanso deficiente.

Seguimos aconsejando la firmeza media o suave pero ya podemos aumentar el grosor de los acolchados que serán ya muy valorados por el niño, que querrá se haga oír su criterio. Si su cama sigue siendo un modelo juvenil como hemos comentado el apartado anterior seguir los mismos consejos.

Entre los 16 y los 18 años la etapa de crecimiento habrá finalizado casi en su totalidad. En este momento.  Hemos de realizar el cambio escogiendo el colchón más adecuado en función del peso y la morfología alcanzado al igual que haríamos con un adulto.

Hay que tener presente que un colchón de 90cm individual no vale la mitad que uno de matrimonio de la misma calidad sino simplemente entre un 10 y un 20% menos. No invirtamos más en su móvil que en su espalda ya que las consecuencias a corto y largo plazo serán los resultados de nuestra decisión.